Representémonos a Jesús en el pesebre. Veámosle en aquel establo, rodeado de su santísima Madre, S. José y aquellos animales.
Supliquémosle luz y gracia para penetrar los misterios del pesebre.
Tenemos que aprender en el pesebre tres grades virtudes:
- La virtud de la humildad
- La virtud de la abnegación y sacrificio y
- La virtud del amor
En primer lugar yo os diría: “Palpad y ved.”
Os encontráis a Jesús que tiene por palacio, una cueva. Su cana es un pesebre, sus cortesanos unos animales… ¿Quién descubrirá ahí la realiza del Verbo Encarnado? ¿Quién se atreverá a ver ahí algo grande, noble y sublime, sino es en la humildad del Hijo de Dios?
Puestos los hombres a pensar ¿quién hubiera pensado que el Hijo de Dios iba a nacer en un pesebre?
¡Qué fácil es que del fondo de nuestra alma se levante una queja cuando vemos que nos tienen en menos que a los demás… Lo que menos toleramos es que nos humillen. ¡Qué frases más raras decimos a veces! Aprenden humildad, y humildad insuperable. Es una realeza destronada. La humildad es la primera virtud de que nos da ejemplo y la última.
Jesús está dotado de inteligencia: podía quejarse de la Humanidad con muchísima razón. Jesús como Niño no da el más pequeño destello de la divinidad, ni siquiera de la Humanidad privilegiada…
Consecuencia: Que nos busquemos el destacarnos, el llamar la atención. Las fotografías hablan de “Aquí estoy yo”. Veamos a Jesús Niño, como un niño más. Cuando Dios nuestro Señor permite que seamos humillados, ¡qué difícil es que aceptemos las humillaciones, y mientras no las aceptemos no daremos un solo paso.
2º Espíritu de sacrificio y abnegación: No echaremos de ver en el pesebre la menos comodidad para Jesucristo, sino que ¿podía preparar el mundo lugar más incómodo, de mayor sacrificio que aquel? Esto lo hizo par darnos ejemplo porque sabía el Señor lo delicados que éramos. Os hace el Señor una invitación al sacrifico, a la abnegación. Más agradan a Dios los sacrificios que Él envía que los voluntarios.
3º Amor. La tercera lección es una lección de amor. Si quitamos de Jesús Niño el corazón, nos quedamos sin nada. Pero colocad ese corazón que late desde el primer momento a impulsos de amor a su Eterno Padre, y a nosotros, y por este amor que nos tiene, nos explicaremos todo esto.
- - Pero Jesús, ¿cómo estás en medio de tanta pobreza, en esas pajas?
- - Porque te amo y amo a mi Eterno Padre.
- - ¿Cómo has nacido en esta cueva, a media noche, soportando la inclemencia del tiempo?
- - Porque te amo y amo a mi Eterno Padre.
- - Rodearte de animales, ¿no es demasiado fuerte?
- - El amor hace locuras.
¡Oh Jesús! ¡Cómo nos enseñas, como nos reprendes, cómo nos atraes!
Jesús quiso demostrarnos que nos amaba. Si amásemos más a Dios, seríamos capaces de hacer más por Él. Lo difícil sería fácil para nosotros.
Pidamos al Señor estas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario